Los jóvenes jugadores continúan su ascenso en el club, tras años de sacrificio y dedicación.

Fundado en 1904, el Club Ferro Carril Oeste, conocido como Ferro, es uno de los clubes más históricos y tradicionales de Argentina. Ubicado en el barrio de Caballito, Buenos Aires, Ferro ha forjado una reputación sólida por su enfoque en la formación de jóvenes talentos. A lo largo de su historia, el club ha sido el trampolín de numerosos futbolistas destacados, incluyendo figuras emblemáticas de los años noventa como el «Ratón» Ayala, el «Mono» Burgos, y Víctor López, entre otros. Hoy, Ferro sigue siendo un semillero de talentos, con jóvenes como Tiago Esedin y Gabriel Ayala destacándose por su esfuerzo y dedicación.

Tiago Esedin, de 18 años, ha recorrido un largo camino desde su ciudad natal, La Rioja Capital, hasta Caballito. A los 11 años, dejó a su familia para mudarse  a la pensión del club en Buenos Aires con el sueño de convertirse en futbolista profesional. Desde pequeño, su vida estuvo ligada al fútbol, influenciado por su padre, un arquero en un club local, y su abuelo, quienes lo llevaban a la cancha desde que tenía uso de razón. «El fútbol en La Rioja es muy amateur, y mis padres entendieron que debía salir de la provincia para tener una oportunidad real», comentó Esedin, recordando el apoyo constante de su familia.

Adaptarse a la vida en la pensión del club no fue fácil para Tiago, quien tuvo que enfrentarse a una ciudad desconocida y a la distancia de su familia. Sin embargo, las visitas regulares de sus padres y abuelos le brindaron el apoyo necesario para mantenerse enfocado. La noticia de su firma con Ferro llegó como una gran alegría: «Cuando me dieron la noticia de que firmaría con Ferro, fue una emoción indescriptible. Desde que soy chico, me encanta jugar al fútbol, y lograr esto es el resultado de mucho esfuerzo. El fútbol en La Rioja es muy amateur, no hay recursos, y mis padres entendieron que debía salir de la provincia para aspirar a algo más. Estar seleccionado para un club con la historia y tradición de Ferro es un gran orgullo para mí y para mi familia», expresó Esedin.

Gabriel Ayala,de 19 años, tiene una historia igualmente inspiradora. Nacido en Lanús, comenzó a jugar al fútbol en el Club Manuel Belgrano, donde desarrolló sus primeras habilidades. Con el apoyo incondicional de su madre, su abuelo de corazón y su hermano, Gabriel continuó avanzando, siempre con la mirada puesta en su sueño de convertirse en futbolista profesional.

El destino le sonrió cuando fue descubierto en una prueba en Don Bosco por Adrián Bianchi, un exjugador profesional y técnico que vio en él un gran potencial. «Bianchi fue mi primer técnico en el club y me ayudó mucho a mejorar mi técnica. Fue mi primer amigo y confidente en Ferro», recuerda Ayala. Desde entonces, Gabriel ha continuado desarrollándose dentro del club, siempre con la meta de seguir creciendo y sumando minutos en la cancha. «Mi meta a corto plazo es consolidarme en el plantel y poder ayudar a mi familia. Todos los chicos soñamos con ser jugadores profesionales, y poder lograrlo es un sueño cumplido», expresó.

A medida que continúan su desarrollo, Tiago y Gabriel se perfilan como los nuevos referentes del plantel de Caballito. Sus historias, aunque aún en construcción, ya son un ejemplo de que, con esfuerzo y perseverancia, los sueños se pueden hacer realidad. El Club Ferro Carril Oeste sigue confiando en su capacidad para formar jugadores no solo talentosos, sino también comprometidos, asegurando así un futuro brillante para sus filas y para el fútbol argentino en general.

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