La finalización del convenio entre la Armada y la Fundación de Sanidad de la Armada puso en alerta a los trabajadores ante el riesgo de despidos masivos en el ente de salud. Desde el gremio ATSA denuncian vaciamiento y convocaron a medidas de fuerza. 


Una medida adoptada por la Armada Argentina amenaza con provocar una profunda reestructuración en el Hospital Naval “Pedro Mallo”, ubicado en los alrededores del Parque Centenario. La finalización del convenio con la Fundación de Sanidad de la Armada (FUSANA), vigente desde 1991, dejaría sin empleo a cerca de 560 trabajadores entre médicos, enfermeros, administrativos y personal técnico, lo que generó una fuerte respuesta gremial, con anuncio de paro por 24 horas y manifestaciones frente a la institución.

El hospital, fundado en 1946 y dependiente de la Armada, opera como un centro de alta complejidad con 350 camas, diez quirófanos, dos laboratorios y consultorios de 39 especialidades. Desde hace 34 años, FUSANA gestiona parte de sus recursos humanos y operativos, pero esa relación concluirá el 31 de diciembre. Según denunciaron desde el gremio de Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), la medida compromete seriamente la continuidad del servicio y afecta directamente a cientos de familias.

El conflicto fue visibilizado a través de una protesta realizada frente al hospital, en la avenida Patricias Argentinas. Allí, trabajadores y representantes gremiales exigieron la suspensión de la disolución de FUSANA. Javier Pokoik, secretario gremial de ATSA y candidato a secretario general del sindicato, fue contundente: “Este hospital no son los ladrillos, no es su nombre: somos sus trabajadores. Lo sostenemos con el cuerpo y la cabeza, con o sin recursos, con o sin pandemia”.

La fundación fue creada para administrar los recursos y personal complementario del hospital. “Sin nosotros no hay hospital. El hospital es de alta complejidad. Nosotros no queremos que se lo quite a la sociedad como un ente de salud, ni que baje a ser una salita de primeros auxilios”, remarcó Pokoik durante el reclamo y luego agregó que “hace 30 años que estamos nosotros trabajando acá, así que lo que corresponde es que se nos siente en la mesa y que se nos explique cómo garantizar nuestros derechos, nuestra continuidad laboral”.

Al mismo tiempo, desde sus redes sociales, ATSA señaló en el mismo sentido: “Está en riesgo la fuente de trabajo de más de 500 familias. Sin trabajadores no hay hospital. Donde hay que estar, estamos”.

Desde la Armada Argentina emitieron un comunicado en el que aseguraron que el Hospital Naval “no se cierra”, y que continuará prestando atención médica “con normalidad en todas sus áreas y servicios”. También, indicaron que la medida de fuerza impulsada por ATSA “no involucra al personal militar ni civil dependiente de la Armada Argentina, sino exclusivamente a trabajadores contratados por FUSANA”.

Además, comunicaron que “ante la eventualidad de una emergencia o urgencia médica que no pueda ser resuelta en el Hospital Naval, se han dispuesto y coordinado con antelación todos los mecanismos necesarios para el traslado de pacientes al Hospital Militar Central, garantizando así la continuidad asistencial sin interrupciones”.

Esto se suma un contexto de crisis más amplia en el sistema de salud de las Fuerzas Armadas. El Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA), del cual dependen los hospitales militares, enfrenta una delicada situación financiera. Con una deuda estimada en $160 mil millones y más de 500 mil afiliados, IOSFA es la tercera obra social más grande del país, detrás del PAMI y del IOMA. En los últimos siete meses, renunciaron dos de sus directores. El último en asumir fue Bettina Surballe, exfuncionaria del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF).

Foto: ATSA.

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