El Gobierno porteño oficializó la restricción de artefactos de estruendo en todo el territorio.


Con la proximidad de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, la Ciudad de Buenos Aires consolida una transformación estructural en su política de convivencia urbana. Lo que anteriormente funcionaba como una restricción limitada a perímetros específicos, hoy se ha convertido en una normativa general: el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, oficializó la prohibición del uso de pirotecnia con “efecto audible” en todo el territorio porteño. Esta medida no solo tiene como objetivo reducir los incidentes durante las fiestas, sino que declara formalmente a la Capital Federal como una «zona calma» libre de estruendos, priorizando la salud integral de los vecinos y la preservación del ecosistema urbano.

La determinación responde a un pedido que se ha escuchado de forma recurrente en las reuniones de vecinos. Según manifestó Jorge Macri, la pirotecnia sonora afecta severamente la salud de los adultos mayores, los bebés y, de forma particular, de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Estos grupos suelen padecer crisis de ansiedad, estrés y desorientación debido a la hipersensibilidad auditiva frente a ruidos imprevistos. A esto se suma el impacto devastador que las explosiones provocan sobre los animales domésticos y la fauna silvestre, además de los daños que provoca al equilibrio ambiental. La intención es fomentar un cambio cultural para que las familias puedan disfrutar sin que el festejo de algunos signifique el padecimiento de otros.

Esta normativa representa una evolución significativa de las políticas ambientales previas. Hasta hace poco, existía una resolución de 2020 que definía un radio de protección limitado a 100 metros de hospitales y reservas ecológicas como Costanera Sur o el Ecoparque. Bajo la actual gestión, la Agencia de Protección Ambiental (APRA) adecuó la reglamentación para que esta protección se extienda a la totalidad de la jurisdicción. De esta manera, se garantiza que el derecho a un ambiente sano sea una realidad para todos los habitantes, sin excepciones territoriales.

En sintonía con este cambio, la seguridad en los espectáculos públicos y deportivos también ha sido endurecida de forma permanente. La Subsecretaría de Seguridad en Eventos Masivos y Deportivos, bajo la firma de Juan Manuel Castrilli, determinó que esta prohibición rige para todo evento de gran escala en suelo porteño. Amparada en la Ley N° 6.684 y el Decreto N° 247/2025, la resolución prohíbe taxativamente el uso, lanzamiento y detonación de cualquier artefacto capaz de producir estruendo que resulte perjudicial para la tranquilidad pública o la salud de las personas.

Un aspecto fundamental de esta medida es que rige incluso para aquellos espectáculos que ya contaran con autorizaciones previas. Esto es posible gracias al DNU N° 1510/GCABA/97, que permite ajustar permisos ante la necesidad de preservar bienes superiores como la salud pública. Así, el Ministerio de Seguridad garantiza que no existan excepciones que vulneren el espíritu protector de esta política, obligando a organizadores y empresas de pirotecnia a adaptarse a estándares de bajo impacto sonoro. La responsabilidad legal por el cumplimiento recae sobre las entidades organizadoras y sus jefes de seguridad, con excepciones únicamente para señales de auxilio o uso profesional de Fuerzas de Seguridad.

Finalmente, el Gobierno de la Ciudad sustenta esta decisión en el artículo 26 de la Constitución de la Ciudad, que establece que el ambiente es un patrimonio común y toda persona tiene el derecho a gozar de un entorno sano. Con esta iniciativa, Buenos Aires se alinea con las capitales del mundo que buscan reducir la contaminación sonora. El llamado para estas fiestas es el de celebrar con conciencia, permitiendo que niños, ancianos y mascotas puedan transcurrir las festividades en un clima de paz, armonía y verdadera convivencia urbana.

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